En vez de realizar un esfuerzo titánico para recorrer a pie el
segundo glaciar más grande de Islandia, que todas las previsiones
apuntan a que desaparecerá para finales de siglo, una compañía islandesa
ha ideado un autobús para que los turistas lo visiten cómodamente
sentados.
El «bus del glaciar» pintado en rojo tiene 15 metros de
largo y cuenta con enormes ruedas que se agarran en la nieve en polvo
por los 844 km2 de la capa de hielo del Langjokull.
Los especialistas creen que el hielo más viejo de este glaciar, formado hace unos 2,500 años, tiene 500 años.
«Es
muy emocionante. Tocar algo que es tan viejo, te sientes en contacto
con la tierra», dice a la AFP Rossella Greco, una italiana de 30 años,
una de las pocas turistas que ha hecho frente a las draconianas medidas
que exigen las autoridades islandesas para entrar en el país: doble
tests de COVID-19 y cinco días de cuarentena a su llegada a Islandia.
vista es impresionante sobre las cumbres aplanadas de las montañas
cubiertas de nieve, entre ellas Ok, ex-Okjokull, primer glaciar de
Islandia oficialmente desaparecido en 2014 por el recalentamiento
global.
Gracias a los 850 caballos del motor, el bus, que se
parece más bien al de una película de ciencia ficción, puede recorrer el
terreno helado a unos 60 km por hora.
Con sus ocho ruedas, ha
recibido el nombre de «Sleipnir», como el mítico caballo de ocho patas
que cabalgaba el principal dios de la mitología nórdica Odín.
Las
dimensiones del bus, cuyas ruedas tienen dos metros de diámetro,
permite recorrer grietas de tres metros de ancho, aunque engulle 45
litros de combustible cada cien kilómetros y deja profundas huellas en
la nieve.
Pero el impacto en el enorme glaciar «es pequeño ya que
son uno o dos vehículos», según Thorsteinn Thorsteinsson, un glaciólogo
del Instituto Meteorológico de Islandia.
En peligro
Junto
al camino que lleva al pie del Langjokull se han colocado señales que
muestran hasta donde llegaba el hielo cada 20 años desde 1940, y que da
una idea clara de lo rápido que se está derritiendo.
Desde 1890, se han evaporado prácticamente 250 km2 de la superficie.
«El
grosor del glaciar se está reduciendo en muchos lugares. Surgen nuevas
montañas o nuevos nunataks (la cresta o cumbre de una montaña que
sobresale de un campo de hielo) de los glaciares. Es increíble lo rápido
que se derrite. Increíble», dice Gunnar Gudjonsson, de 20 años, a la
AFP.
En agosto, el muro del lago del glaciar que se forma con el hielo derretido quebró, causando una inundación.
«No fue un gran evento pero ocurrió en una región donde no se suelen producir estos fenómenos», explica Thorsteinsson.
Las
fuertes inundaciones, conocidas como «jokulhaup» son habituales en el
glaciar de Vatnajokull, el más grande de Islandia y de Europa.
Esto
suele ser consecuencia de la actividad volcánica pero las inundaciones
van a ocurrir en otros glaciares de Islandia, ya que el calentamiento
global acelera el derretimiento.
Las posibilidades de que el glaciar sobreviva son escasas, dice Thorsteinsson.
«Si
esto continúa así es bastante probable que todo el Langjokull o quizá
el 80-90 % haya desparecido para finales de siglo», advierte.
CREDITOS A DIARIO LIBRE.