Cardiopatías congénitas representan un alto riesgo durante el embarazo

 

        Cardiopatías congénitas representan un alto riesgo durante el embarazo

La familia es un anhelo de muchas mujeres, incluyendo el deseo
natural de la reproducción; sin embargo, existe un grupo de mujeres en
edad fértil donde el embarazo cobra una importancia mayor, debido al
riesgo inherente que este proceso “normal” puede tener en estas en la
edad fértil.

Se trata de las pacientes con enfermedades cardiovasculares, y dentro
de esta categoría, aquellas que presentan cardiopatías congénitas.

Mónica Rosario, cardióloga y coordinadora del Servicio de Cardiopatía
Congénita en el Adulto de los Centros de Diagnóstico y Medicina
Avanzada y de Conferencias Médicas y Telemedicina (Cedimat), explica que
las cardiopatías congénitas son los defectos más frecuentes al nacer y
gracias a los avances médicos es muy común que los niños alcancen la
edad adulta, con el deseo de llevar una vida lo más normal posible.

Sin embargo, destaca que los cambios propios producidos por el
embarazo, como los hormonales, la circulación del feto y la propia
formación de la placenta implican un incremento del volumen sanguíneo
que no siempre es bien tolerado por un corazón que ha sido intervenido
en más de una ocasión, como puede pasar con las cardiopatías congénitas,
al que se le diagnosticó tarde y no pudo ser tratado y posee defectos
muy severos o aquellas cuya circulación pulmonar ha recibido
crónicamente el impacto de un flujo sanguíneo anormal.

Edad avanzada
Agrega, que a todas estas situaciones, se suma el
incremento del riesgo de edad avanzada que tenga la paciente al momento
del embarazo, las enfermedades cardiovasculares propias de la edad
adulta que multiplican la morbimortalidad de la madre y del producto; y
no menos importante, el hecho de que el embarazo no fuese planificado.

Rosario señala que comprender el reto del embarazo en este grupo
implica una estratificación del riesgo basados no sólo en la condición
de base, sino también, en el estado clínico de la paciente al momento de
la gestación.

La especialista dice que al momento de la planificación se valora qué
tipo de defecto tiene la paciente, ya que las condiciones que producen
obstrucción al flujo de sangre del lado izquierdo del corazón son muy
mal toleradas y deben ser corregidas de ser posible previamente.

Las que presentan hipertensión pulmonar importante, así como aquellas
que el flujo por el defecto es de derecha a izquierda tienen
contraindicación absoluta para el embarazo, de igual manera las que
presentan limitación a las actividades diarias por su condición cardíaca
tienen una mortalidad muy elevada durante la gestación, por lo que no
se aconseja.

Riesgo de heredar
También se debe tener en cuenta que el riesgo de
que el bebé tenga la misma u otra cardiopatía congénita puede alcanzar
el 4-5 %, sobre todo si la madre presenta enfermedades genéticas
transmisibles como el síndrome de Marfan, donde la herencia de la
condición es del 50 %, refiere la galena.

“Las pacientes ya conocidas y en tratamiento por disfunción
ventricular u otras condiciones asociadas deben ser orientadas respecto a
los medicamentos en uso, puesto que muchos de estos están
contraindicados durante la gestación y deben ser sustituidos o
disminuidos”, recomienda Rosario.

Diagnóstico
Detalla que de primera línea está la realización del
ecocardiograma, ya que proporciona información de la condición de la
misma, así como del estado de funcionamiento de los ventrículos y la
circulación pulmonar de forma no invasiva, con lo que se puede
determinar qué tan frecuentes serían los chequeos y el nivel de atención
donde le corresponde, puesto que los defectos pequeños o corregidos
pueden ser seguidos más laxamente.

Sin embargo, los grandes y con afectación de la función ventricular o
la circulación pulmonar deben ser seguidos en unidades especializadas
en cardiopatías congénitas de la mano con el ginecoobstetra tratante.

Otros métodos no invasivos que se pueden utilizar según el contexto
son el Holter, para dar seguimiento a las arritmias sostenidas y a la
respuesta al tratamiento, con el fin de valorar el manejo que se ha
instaurado o modificado.

Enfatiza que es crucial determinar cuándo y cómo debe desembarazarse
la paciente, cada día se prefiere que el producto haya alcanzado una
mayor edad gestacional siempre que no ponga en riesgos mortales a la
madre para el desembarazo, en sentido general, se prefiere inducción del
parto a las 40 semanas, con el fin de prevenir cesáreas de emergencia y
muerte fetal, en cambio, la vía de este debe ser determinada en
conjunto con el cardiólogo y obstetra, ya que depende de la condición
basal.

¿Cuándo se le debe indicar una cesárea?
Las pacientes con
enfermedades aórticas y diámetros aórticos mayores de 40 milímetros
tienen indicación de cesárea, como lo tienen las mujeres con datos de
fallo cardíaco e inestabilidad hemodinámica, uso de anticoagulantes e
hipertensión pulmonar severa.

Para el resto o la gran mayoría está indicado el parto vaginal.

 

Creditos a el Dia.

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