Un centro sanitario debe ser un espacio propicio para recibir y brindar atención
a pacientes con diferentes problemáticas de salud. Sin embargo, en el
sistema público de salud no siempre se da este caso, un ejemplo preciso
es el Hospital Docente Salvador B. Gautier, en el Distrito Nacional.
Desde que se ingresa al parqueo del centro médico al paciente le abraza el desorden. Hay personas aglomeradas cerca de la entrada y descuido en los alrededores, en áreas llenas de excremento de palomas y basura.
En los pasillos hay el desgaste en el techo y la pintura, suciedad en los rincones, y la gente apostada de un lado a otro. Muchos pacientes con muletas y enyesados esperaban ayer martes.
Durante un recorrido realizado por periodistas de Diario Libre, evidenciaron el declive del espacio que tiene funcionando siete décadas, y se dedica también a la capacitación de médicos residentes.
Pese a que cuenta con personal de limpieza, se percibe la mugre en los pisos y el resto de la infraestructuras,
bolsas de desechos atadas en los tubos de metal colocados en los muros,
los abanicos de techo oxidados y el área de la cocina se vislumbraba
abandonada.
Además, el olor fétido que acompañaba a los baños dificultaba permanecer mucho tiempo en ellos, sumado a esto, la poca higiene que
había en sus pisos, lavamanos y zafacones. El espacio en el área de
espera de Emergencias lucía desordenado, poco acondicionado y caluroso.
El ascensor, que aparentaba ser tan longevo como la estructura, se encontraba totalmente sucio,
las luces parpadeaban con mucha frecuencia y la puerta de madera que
daba hacia la entrada del mismo lo hacía parecer como una habitación
abandonada donde transportan «hasta los muertos», según comentó una paciente que estaba allí.
Sin embargo, no todos los pasillos lucían tan descuidados, algunos como los que daba a la Unidad de Cuidados Intensivos, ya Medicina Interna se percibían más higienizados y en condiciones casi óptimas, al menos en áreas visibles.
CREDITOS A DIARIO LIBRE.